jueves 28 de marzo de 2024
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Pueblos originarios | Las niñas forzadas a maternar: los casos de Salta y otras provincias argentinas

Mientras se debatía en el Senado la legalización del aborto, mujeres indígenas de distintas provincias alzaron sus voces para hablar de las niñas forzadas a maternar. Los prejuicios racistas estigmatizan con fuerza a las niñas madres.

Luciana Mignoli publicó un largo informe en Página 12 que reproducen los relatos presentes en provincias como Salta, Chaco, Tucumán, Formosa y Río Negro. Todos relacionados sobre la falta de derechos sexuales y (no) reproductivos de las mujeres originarias de nuestro país. “En su historia se entraman complejas capas de vulnerabilidad. Los prejuicios racistas estigmatizan con fuerza a las niñas indígenas. ‘Es algo cultural’, ‘a ellas les gusta’”, son algunas de las frases que – según Mignoli – repiten funcionarios y personal de salud.

Allí se recuerda que nuestro país “es un país racista y pluricultural”. Lo primero porque “este Estado-Nación se constituyó a partir de un genocidio indígena que continúa negado”. Lo segundo porque este mismo país “reconoce al menos a 36 pueblos indígenas que habitan dentro de sus actuales fronteras”.

El largo informe dedica una parte importante a la situación que se vive en la provincia de Salta y se retoma la voz de Gea Zamora, hija de la referente wichi salteña Octorina Zamora. “Acá hay muchas niñas madres. Son cosas difíciles de hablar. Pibas de 13 o 14 años cuya pareja cogestante tiene 40. Entonces ahí hay un abuso, porque hay una desigualdad de conocimiento, de poder. Y el sistema de salud, nunca pregunta la edad del cogestante. Está tan naturalizado que usan un término especial para hablar de niñas y adolescentes indígenas embarazadas: ‘embarazaditas’. Es horroroso”.

Es lo que declara Gea Zamora, la primera médica wichí del país. La misma se formó en Cuba, trabajó en Buenos Aires y hace unos meses volvió a su territorio, Santa Victoria Este, Salta. «Su mamá, Octorina Zamora, es una referente en la lucha contra el abuso sexual en grupo por parte de criollos hacia niñas y jóvenes indígenas, que también se conoce como ‘chineo'», resalta el informe rubricado por Mignoli.

La médica wichí advierte que “es más fácil denunciar los abusos de criollos que de los propios indígenas. Porque también existe el abuso dentro de las comunidades. Se relativiza constantemente la violación perpetrada por hombres indígenas diciendo que forma parte de costumbres ancestrales. Eso es igual a decir que los indios son violadores y que a las indias nos gusten que nos violen porque forma parte de nuestra cultura”.

Gea Zamora asegura que en el departamento de Santa Victoria -donde el 75% de la población es indígena- llega toda la canasta de anticonceptivos de Nación y que lo que más se utiliza son los implantes subdérmicos. “El recurso está, pero mis colegas no están formados en derechos sexuales y reproductivos. En pandemia no se han hecho ligaduras de trompa acá. Le suspendieron la cita a muchas mujeres y algunas ahora están embarazadas”, cuenta y detalla que “en mi Hospital directamente nunca se hizo una ILE”.

“Una vez -recuerda- iba en una camioneta hablando de cuántas ILE hacíamos en el centro de salud donde yo trabajaba en Buenos Aires. Y abrían los ojos así. Una enfermera me dijo: ‘yo pensé que te iban a echar, nunca escuché a una médica hablando de aborto’. Pero yo soy ‘gallita’, me impongo y le digo que es un derecho”.

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