sábado 20 de abril de 2024
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Negligencia y conspiración a la salteña | San Carlos y el agua que no hay para beber

“Creemos que hay grupos económicos que quieren quedarse con el agua buena para emprendimientos empresariales mientras nosotros nos enfermamos y nos morimos por tener el agua contaminada” denuncian en la localidad de los Valles Calchaquíes.

“Nuestra Asamblea tiene más de 10 años y todavía no tenemos respuestas a nuestro problema” contó Mónica, referente de la Asamblea por el Agua de San Carlos que reclama por el acceso al agua potable en esa localidad de los Valles Calchaquíes, y lamentó que “ni Aguas de Norte, ni el Ente Regulador de los Servicios Públicos, ni los gobiernos municipal, provincial y nacional resuelven el problema”.

La referente vecinal y ambiental contó que “la situación en el pueblo de San Carlos y los parajes El Barrial y San Lucas es tan grave que vivimos en Emergencia Hídrica por la presencia de arsénico y boro en el agua y convivimos con un camión cisterna que suministra como puede el servicio”.

En declaraciones al programa “Cuarto Oscuro” de FM La Cuerda 104.5, Mónica añadió que “logramos que la provincia contratara al Instituto Nacional de Tecnología Industrial para que haga un estudio y diseñe un proyecto para garantizar el suministro de agua potable” y lamentó que “el proyecto para traer agua desde Animaná a unos 10 kilómetros de San Carlos está terminado y entregado hace meses al gobierno, pero los distintos organismos no se ponen de acuerdo y entonces no se avanza con su ejecución”.

“Los organismos públicos como el Ente Nacional de Obras de Saneamiento y Agua no cumplen con su tarea y, por eso, los habitantes de esta zona somos rehenes de la falta de agua buena” acusó la dirigente ambiental y señaló que que “no sabemos por qué no lo hacen, no entendemos esta decidia cuando los organismos internacionales de crédito disponen de recursos para este tipo de obras de infraestructura hídrica”.

Finalmente, frente a esta inacción y negligencia por parte de las autoridades correspondientes, la ambientalista reconoció que “empezamos a sospechar y a creer en teorías conspirativas como las que indican que alguien se quiere aprovechar del agua buena de Animaná”. “Creemos que hay intereses económicos por detrás de esta inacción oficial de funcionarios que ni siquiera nos reciben, creemos que hay grupos económicos que quieren quedarse con el agua buena para determinados emprendimientos empresariales mientras nosotros nos enfermamos y nos morimos por tener el agua contaminada”.

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