viernes 29 de marzo de 2024
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La tragedia cotidiana de las comunidades salteñas apareció en La Nación

El diario porteño realizó un extenso informe en Santa Victoria Este, donde «la muerte está solo a un paso».

Ya no parece noticia porque todas las notas son similares. Cada tanto un medio de alcance nacional viaja hasta el norte de nuestra provincia y retrata la realidad durísima que se vive en la zona, donde la muerte «está solo a un paso», como dice el artículo publicado este domingo por el diario La Nación. Pero no por repetido se vuelve menos urgente. Esa reiteración muestra una cosa: el avance casi nulo, el progreso cero que padecen los habitantes del lugar.

«Morir de hambre y de sed: el riesgo de cada día de los chicos wichi de las comunidades de Salta», se titula la nota de Micaela Urdinez publicada en La Nación. Allí, la periodista muestra que los chicos de la zona «con suerte comen más de una vez al día».

«Se despiertan y se duermen con la boca pastosa pidiendo agua a gritos. Están tan metidos en el monte que las ambulancias no llegan. Casi no saben hablar castellano, algunos son indocumentados y no existen para el Estado. Sus papás le tienen tanto miedo a los blancos que prefieren no ir a los centros de salud», dice el texto.

El artículo muestra datos escalofriantes. Como el de la Encuesta de la Deuda Social Argentina del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, que asegura que los números más preocupantes del NOA son una pobreza infantil del 62%, una indigencia del 16,1%, una inseguridad alimentaria severa del 15% y un déficit de cobertura de salud del 55%.

«En la zona de Santa Victoria Este, existen alrededor de 170 comunidades desparramadas por el territorio. Algunas familias están perdidas dentro del monte. En su mayoría son wichi, pero también existen los chorotes, los tobas y los nivaclé. En total son cerca de 17.000 personas, en su gran mayoría originarios, pero también hay algunos pocos criollos», cuenta.

Foto: La Nación.

La periodista cuenta el caso de Silvina Castellano, una nena de cinco años y medio que sólo pesa 11,6 kilos. «O sea, el peso de un chico de un año», dice. «Está tan débil que ni siquiera se puede mantener en pie. Perdió el pelo de la parte de atrás de la cabeza por estar todo el día acostada. Vive en el paraje El Arrozal, a 45 kilómetros de Santa Victoria Este, con una familia que tiene más integrantes que platos de comida. En total son 24 personas. Acompañamos al equipo de la ONG Pata Pila a hacerle un control y su tía tiene que cargarla en brazos para subirse juntas en la balanza y así poder determinar su peso», agrega.

El texto cita también a Veronica Figueroa, la ministra de Desarrollo Social de la provincia, quien asegura que el problema de infraestructura vial muy grande.

«Si no tenés caminos, las personas están aisladas. Y en muy pocos casos las rutas son asfaltadas. Nos quedan muchísimos kilómetros por mejorar. A mí me pasó muchas veces de no poder llegar», dice la ministra.

“La gran problemática que se tiene en toda la zona es el acceso al agua segura. Muchas veces las comunidades que estaban alejadas tomaban agua de vertientes o de lluvia. Muchos pozos tienen filtraciones y suelen liberar suciedad que afecta la salud de las familias», explica Maximiliano Tolaba, coordinador del campamento de la Cruz Roja.

«Cuando llegamos no tenían agua y la tomaban del madrejón. Hicimos tinacos y les llevamos agua segura. Ya se van haciendo muchísimos pozos pero nos falta un montón. Hasta que no se hagan, no van a tener la independencia del agua», sigue Figueroa.

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