jueves 25 de abril de 2024
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Los medios nacionales no muestran la realidad | Sansone, una funcionaria que nunca estuvo a la altura

Su renuncia causó impacto por las críticas que la ahora ex secretaria de Cultura emitió en su carta. Fuera de la provincia no conocen sus dos años y medio de gestión fallida.

Un titular del diario La Nación del sábado pasado asegura: «Polémica en Salta: una funcionaria renunció con criticas al manejo de fondos y a los gremios». Habla de la renuncia de Sabrina Sansone, la ahora ex secretaria de Cultura de la provincia, que dejó su cargo ese mismo día. Se trata de una noticia que fuera de los límites salteños podría hacer pensar que la funcionaria se cansó de los obstáculos. Lo cierto es que el sector cultural local pedía su renuncia prácticamente desde que comenzó su gestión en diciembre de 2019, pues hasta la fecha causó más malestar que simpatía.

Cuando Sansone asumió en Cultura tras las llegada de Gustavo Sáenz al Gobierno, el sector cultural la recibió con cautela pero con alguna esperanza. «Queremos un compromiso mayor, que tiene que ver con políticas públicas participativas, con consejos asesores integrados por miembros de la cultura», decía Verónica Ardanaz, una de las representantes del sector que se había manifestado en la Casa de la Cultura ante un posible desfinanciamiento.

El veranito con Sansone duró lo que tardó en llegar la pandemia. A principios de abril de 2020 todo se perdió. Mientras todo el país batallaba para encontrar una alternativa a la crisis económica provocada por la cuarentena, Sansone lanzó un concurso cultural que provocó la primera indignación.

«Cultura te Busca» convocaba a artistas de diferentes disciplinas a participar por la «posibilidad de tener tu propio show en la Casa de la Cultura o la Usina Cultural, pases gratuitos a espacios culturales provinciales, cursos, y ¡mucho más!».

No tardó en hacerse público también el reclamo de gran parte de la comunidad artística salteña. Apuntaron a la liviandad con la que se planteó el concurso en momentos en los que gran parte de quienes viven del arte la estaban pasando mal.

«Parece que no tomaron dimensión del tema ‘pandemia'», señalaban los artistas en las protestas que surgieron en las redes, para luego ampliar: «Que los artistas necesitan un apoyo inmediato para pasar esta coyuntura en la que no pueden laburar y no tienen ingresos. Que el Estado y lo público, hoy más que nunca, están a disposición de la sociedad. Son recursos de y para la sociedad. Que toda la actividad presencial -como los espectáculos artísticos- no volverá a ser lo que era antes, por lo menos por un largo tiempo». Y agregaba: «¿De qué sirve para sobrellevar esta crisis? ¿Qué recursos ponen en juego? ¿Cuál es la política cultural? ¿Eso es ser creativo en la gestión pública en tiempos de crisis?».

Los reclamos continuaron. El sector cultural planteó necesidades básicas para aquel momento extraordinario en el que la cultura estaba relegada a las redes, casi sin posibilidad de monetizar, con muchos artistas a la deriva, sin posibilidad de presentaciones en público.

Los artistas le pedían a Sansone «asegurar la subsistencia del sector a través de medidas destinadas a sostener durante el aislamiento, la supervivencia de grupos, salas, espacios multifuncionales culturales, espacios no oficiales, con personería jurídica y sin personería jurídica; que generan no solo trabajo a lxs artistas a través de funciones y clases de las cuales viven, sino que conforman la base de la pirámide cultural y de las artes de un entretejido social y comunitario a proteger».

Hubo manifestaciones en el centro de la ciudad y el Gobierno reaccionó mal. Sansone se reunió con Gustavo Sáenz y juntos recibieron a Kike Teruel, David Leiva, Gabriel Morales, entre otros. Ninguno de ellos representaba a la cultura local más golpeada por la crisis. Par colmo, se emitió un comunicado de prensa que informaba que los artistas mencionados habían presentado un protocolo para «volver de a poco a dinamizar la cultura de Salta».

Por esos días, Alma Canobbio, referente de la Multicultural de Salta, criticó la lentitud de la Secretaría de Cultura de la provincia para reaccionar en la pandemia. Aseguró que si en diciembre de 2019 Sabrina Sansone hubiese escuchado las propuestas brindadas desde el sector se podría haber trabajado de manera más eficiente para ayudar a los artistas de Salta. Canobbio decía que los artistas necesitaban bolsones y lograr cobrar por su trabajo, que en ese momento sin escenarios se reducía a lo virtual.

Hasta que el reclamo hizo efecto. Sansone recibió a artistas independientes. Pero no sirvió de mucho. «¡Nos dijo que no había dinero y que si queríamos algún tipo de subsidio, lo tendríamos que exigir a funcionarios de más arriba, que son los que manejan plata!», decía la fotógrafa y referente del Frente de Artistas, Daniela Romano.

Todo siguió de mal en peor. El Ballet Clásico de Salta denunció despidos. Los distintos cuerpos oficiales se solidarizaron. Sansone seguía en el ojo de la tormenta. Las manifestaciones continuaban y Sansone empezó a confrontar a los trabajadores de la cultura. Para colmo tuvo sus polémicas personales. Iba y venía por la provincias sin respetar medidas sanitarias.

A principios de 2021 consiguió un escenario para su escuela privada de danza en un momento en que obtener un espacio importante para desarrollar un espectáculo se parecía más a un privilegio que a un derecho.

Mientras tanto, su gestión seguía recibiendo críticas. Hasta Víctor Hugo Morales salió a cruzarla por C5N. Luego llegó el conflicto con la Orquesta Sinfónica, probablemente su episodio más conflictivo.

Sansone acusó de vagos a los músicos e intentó instalar un prejuicio: «Cuando uno tiene el sueldo fijo todos los meses, el artista se va haciendo menos artista y se hace un empleado estatal», dijo, atacando a los músicos y a los empleados estatales en general.

Los músicos de la Sinfónica, que durante la pandemia habían realizado colectas para ayudar a otros artistas con menos recursos, denunció a Sansone. El conflicto llega hasta hoy. La próxima gestión tendrá la obligación de reparar el daño y acercar a las partes. No sólo a la Sinfónica sino a todo el sector cultural.

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