jueves 28 de marzo de 2024
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Las Avispas y Sopota | Comunidades wichí de Rivadavia condenadas al olvido estatal

Tienen prohibido levantar leña de árboles caídos para hacer y vender carbón y para colmo la asistencia del Gobierno salteño más que ayuda parece una burla.

Lo relatado por el dirigente wichí, Modesto Rojas, a Revista Norte, da cuenta de la postergación a la que son expuestas muchas de las comunidades originarias en el norte salteño. Hambre y olvido son dos palabras que entrecruzan ese relato.

Según explica, meses atrás, el Juez porteño, Sergio Torrez, les impidió el uso de la madera -de desmonte realizado por finqueros- para convertirla en carbón y así tener un ingreso económico por su venta.

“Es madera vieja que se está desarmando”, comenta Rojas, que explica el uso de los árboles caídos, sea de los finqueros que desmontan y les regalan o de los árboles secos que se caen por viejos. Ellos no desmontan, usan los árboles que se caen por viejos”.

Además relata las presiones a las que son sometidos por parte de órganos estatales, como el ministerio que supuestamente debería velar por sus bienestares: “Hay una comunidad, Sopota, a la que la ministra Edith Cruz ha llegado personalmente. Ahí amenazó a la gente, que no corten madera y no hagan carbón porque les iba a pasar como a la comunidad Las Avispas. Entonces ellos no hacían más ese trabajo y no tenían cómo mantener a sus hijos y a toda la familia”, cuenta Rojas.

Además asegura que desde el ministerio de Asuntos Indígenas “van y dejan un bolsón por mes” para cada familia, y “al que tiene muchos chicos le dan dos bolsones por mes”. Los bolsones contienen “1 kg de harina, 1 kg de azúcar, 1 lt de aceite, 1 kg de arroz, una salsa… y no lleva más nada el bolsoncito que ellos llevan”. Y según explica luego, esa cantidad “no les alcanza más que para dos o tres días”. El resto del mes deben vivir de la caza en la zona, mas no de la pesca porque sus tierras están ubicadas a 70 km del Río Bermejo.

“Los del Ministerio de Asuntos Indígenas de la provincia llevan solo dos bolsones por mes y el IPPIS está desaparecido de la zona”, asegura Rojas sobre el otro órgano provincial que debería velar por sus hermanos. “Es muy tremendo, por eso es que yo vivo reclamando y salgo en los medios. Y ellos cuando ven el reclamo mío, ellos ponen que yo soy un dirigente que no sirvo, que yo soy un dirigente malo. Todo eso me dicen ellos, los de asuntos indígenas, los del IPIS, los de INAI; todo eso me dicen, que yo soy un mal dirigente, me dicen cuando yo reclamo”.

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