El caco se resistió al arresto con uñas y dientes, literalmente. Un efectivo de la policía salteña resultó con la mano lesionada.
Prensa de la Policía de Salta informa sobre este robo en el macrocentro salteño que tiene todas las características de un atraco cotidiano, excepto por un detalle: en el intento de fuga, el ladrón quiso ahuyentar a los uniformados a plan de tarascones. No lo logró.
El hecho delictivo se dio en una panadería atendida por una mujer de 44 años, quien al percibir que el caco iba armado, no dudó en entregar el dinero de la caja registradora y un celular. El botín fue magro, menos de 600 pesos.
Gracias a los datos brindados por la empleada y tras un patrullaje por la zona dieron con el perpetrador del robo, quien al divisar a los policías huyó por la zona de Anzoátegui y Deán Funes. Posteriormente fue hallado en un terreno baldío y ahí comenzó el forcejeo.
La heroica crónica policial nos cuenta que “los uniformados aprehendieron al sujeto de 32 años en un terreno baldío, quien en todo se resistió con golpes hacia los efectivos, llegando a morder la mano de uno”. Pero al final y a pesar de los mordiscos, lograron detener al caco caníbal.
Lo identificaron, además, porque al momento de la requisa tenía entre sus pertenencias el celular que la empleada de la panadería mencionó como sustraído durante el robo. No se menciona nada acerca del arma que supuestamente portaba el asaltante.
“Por el hecho el sujeto fue puesto a disposición de la Fiscalía Penal 2”, finaliza la información de la prensa azul.
