Tras el anuncio de la “conversión” de la informalidad a la formalidad de bagayeros salteños, Patricia Bullrich recorrerá el próximo lunes la zona fronteriza del Río Bermejo que separa Argentina de Bolivia.
Aguas Blancas es la tercera ciudad con paso fronterizo legal en el norte argentino hacia Bolivia. Además están La Quiaca y Salvador Mazza. De las tres, la ciudad a orillas del Río Bermejo y que colinda con la ciudad boliviana de igual nombre, es la que menor tráfico de mercaderías registra. También la que tiene menor circulación de automóviles, personas e incluso drogas. Es, dicho de otra manera y muy a la ligera, la frontera argentoboliviana más “tranquila”.
El Bermejo tiene dos formas de paso legal: una por el puente internacional, por donde acceden todos los vehículos y algunas personas a pie; y la otra por vía acuática, en las famosas chalanas. Por esta vía accede el grueso de viajantes a pie, cientos y hasta miles de personas diariamente cruzan el río de un lado y del otro. Pero también existe un tercer paso, un poco menos accesible pero no muy distante del oficial: los gomones, por donde suele cruzar gran parte de mercadería transportada de manera “ilegal”, aunque los límites de la legalidad siempre sean difusos en las fronteras.
Este otro paso, los gomones, siempre ha sido del conocimiento de Gendarmería, que suele patrullar la zona. Incluso es sabido por las autoridades municipales. De hecho, el ingreso a esta zona gris de frontera se realiza por una calle ubicada al lado de la terminal de buses, que es en realidad un parador de la empresa La Veloz del Norte. Misma calle que fue objeto de controversia porque se culpó al gobierno municipal de haber hecho los trabajos para que se limpiara el camino que da a la parte subrepticia del río.
En definitiva, la zona de las chalanas en Aguas Blancas es sin duda el lugar donde se origina el transporte de bultos de diversa índole, entre comestibles, ropa, electrodomésticos y todo aquello que pueda ser traficado, es factible de cruzar el Bermejo por esta vía. Y será este lugar, el que visite la jefa del Ministerio de Seguridad de la Nación, para dar inicio a un experimento que nadie sabe cómo irá a terminar: cortar el tráfico ilegal, legalizándolo.
En los pasados días, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunció un nuevo régimen para quienes cruzan con mercaderías las fronteras. “Todos los hasta ahora llamados ‘bagayeros’ se van a registrar como microimportadores”, dijo la Pato tras la reunión de Gabinete celebrada en la Casa Rosada. La funcionaria además aseguró que con esta medida el Gobierno “legaliza una posibilidad de trabajo para mucha gente, la saca de la total informalidad”. También habló de “un cambio histórico” en materia de comercio fronterizo, indica Diario Registrado. “El régimen va a comenzar a funcionar en Aguas Blancas”, dijo la ministra, para ello elaboraron un documento firmado días atrás que establece el nuevo régimen y que el lunes 1 de abril entrará en vigencia en la ciudad fronteriza.
Para tal fin hubo un acuerdo suscripto por el gobernador Juan Manuel Urubey, los ministros Bullrich y Dante Sica (Producción y Empleo), y los titulares de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Leandro Cuccioli; de Aduanas, Diego Dávila, y de Migraciones, Horacio García.
Y ¿cuál será el paso a seguir por parte de la cartera comandada por Bullrich? Pues según explicaron, lo que pretenden hacer en la zona es “direccionar el flujo migratorio y de mercaderías hacia el Paso Habilitado Puerto Chalanas e impedir el cruce por pasos no habilitados, brindando la seguridad necesaria para la gestión de los controles”. A lo que podemos preguntarnos, ¿A nadie se le ocurrió tan maravillosa idea? ¿La Pato podrá legalizar aquello que durante años logró establecerse en este punto salteño como ya dentro de sus propias reglas de “legalidad”? ¿El complejo entramado que excede a la mera presencia de bagayeros podrá resquebrajarse modificando las condiciones de sólo un eslabón en la enorme y aceitada cadena del tráfico ilegal?
Sólo resta esperar y comprobar.
