jueves 28 de marzo de 2024
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La editorial Perfil calificó de “servicial” la Declaración de la SIP en Salta

Ayer culminó la 74 asamblea de la SIP en nuestra ciudad y ya aparecieron las críticas. Perfil lamentó que la declaración sea servicial a plataformas como Google a quien identificó como sponsor del evento y del presidente Macri que cerró el mismo.

Esta semana, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebró su Asamblea General en la Provincia de Salta, donde firmaron una nueva declaración titulada “Sobre Principios de Libertad de Expresión en la Era Digital”. La misma ya recibió las críticas de la editorial Perfil. La rubricó Agustino Fontevecchia, representante de esa editorial que es miembro de la SIP quien lamentó que “la Declaración de Salta sea tan servicial a las grandes plataformas tecnológicas que hoy dominan el mundo digital, principalmente Google y Facebook. Vale la pena destacar que Google fue uno de los principales sponsors de la Asamblea, a la par de Presidencia de la Nación (el evento contó con la presencia de Mauricio Macri) y el New York Times”, enfatizó sin complejos.

Fontevecchia explicó que la declaración cuenta con 13 puntos que reflejan algunos conceptos básicos y necesarios para garantizar la libertad de expresión y prensa en un mundo digital. “Un ecosistema digital abierto y transparente, donde gobiernos y privados se abstengan de censurar o abusar de las herramientas digitales para acallar voces críticas o, al contrario, generar campañas de desinformación y/o fake news”; aunque precisó que el problema son los puntos 10 y 11 a los que califico como copias literales de los argumentos que usan los lobistas de estas corporaciones gigantes para operar fuera de cualquier marco regulatorio.

En primer lugar, la SIP pide que sean las mismas plataformas quienes se “autoregulen” aunque fueron las plataformas digitales como YouTube (que es de Google), Twitter y Facebook las que permitieron la propagación de mensajes falsos para así manipular al electorado en EE.UU. cuando fue electo Donald Trump, para beneficio económico de las mismas plataformas.

“¿Cómo?” se preguntó Fontevecchia en su escrito para responder el cómo de la siguiente manera: “Muy simple, cobraron cientos de millones de dólares para que esos mensajes nocivos se propaguen por sus ecosistemas. Cuando los medios descubrieron lo que había sucedido gracias al escándalo de Cambridge Analytica, pidieron perdón. Nunca devolvieron un peso, sino que giraron ganancias a Irlanda y otros paraísos fiscales donde acumulan fortunas mayores al PBI de muchos de los países miembros de la SIP”, denunció.

Luego, la SIP declara que los gobiernos no deben imponer responsabilidades legales a las plataformas por los contenidos que fluyen por sus ecosistemas, con los cual Google, Facebook y el resto de las plataformas pueden auto regularse y si algo saliera mal no asumen culpas. “No solo eximiría a las plataformas de la responsabilidad legal (…) sino que además posibilita el robo de los contenidos periodísticos que generan medios profesionales, músicos, artistas, individuos o grupos que busquen cobrar por su trabajo.

Lo que sí destaca Fontevecchia de la Declaración de Salta es el punto 12, “que aboga por una distribución más justa de las riquezas generadas por el ecosistema digital al tomar en consideración los derechos de autor y la propiedad intelectual. Pero resulta muy poco, porque es imposible tener un ecosistema equitativo y balanceado cuando un grupo de jugadores ejercen poder monopólico y ademas logran que las mismas organizaciones que deben cuidar a la prensa les den vía libre”.

Finalmente, el hombre de la editorial Perfil recuerda lo bien documentada que está la influencia en círculos académicos e intelectuales de Google, logrando adhesiones a cambio de lo que para ellos son monedas. “No se trata de demonizar a Google, Facebook y el resto de los players, sino de generar las condiciones para que las empresas periodísticas puedan sobrevivir y además invertir en más y mejor periodismo. Los gigantes de Silicon Valley son empresas privadas y está bien que busquen maximizar sus beneficios propios, pero cuando lo que están traficando es la información que genera la consciencia de los pueblos, es otra la ecuación que debemos aplicar”, concluye el artículo.

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