martes 3 de diciembre de 2024
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La columna de Sandra Carral | La guerra contra el enemigo invisible y el riesgo de contaminación biológica

Con una introducción que incluye extractos de “El arte de la guerra” de Sun Tzu, la ingeniera industrial analizó en Cuarto Oscuro (FM La Cuerda 104.5) en términos estratégicos y tácticos la lucha contra la pandemia.

“Si puedes recordar siempre el peligro cuando estás a salvo y el caos en tiempos de orden, permanece atento al peligro y al caos, mientras todavía no tengan forma, y evítalos antes de que se presenten; ésta es la mejor estrategia de todas.”

“Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando, continuar por mucho tiempo, desanimará a tus tropas y embotará tu espada. Si estás sitiando a una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.”

                                                                                   El arte de la guerra, de Sun Tzu

El ritmo de nuestros días en los tiempos de la cuarentena obligatoria para evitar los efectos de la propagación del virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad infecciosa COVID-19, está marcado por el seguimiento de los  casos de infección confirmada, de recuperación y decesos a nivel mundial y local.

Para que una situación de este tipo ocurra en un determinado territorio, es necesario que los huéspedes del virus (el enemigo invisible) entren por las fronteras del territorio en cuestión. Si manifestaciones de la existencia y propagación del virus ya ocurren en otros territorios, hay un tiempo de ventaja para aquellos en los cuales todavía no ha penetrado. Si aparte de esas manifestaciones, hay alarmas que comienzan a darse al respecto, con más razón, hay que estar atentos para encender un nivel de alerta e investigación ante una posible amenaza. Porque en ese momento, los hechos no están ocurriendo en el propio territorio. Y esa es una gran ventaja, temporal y de localización.

Contar con informantes cercanos o experimentados en el territorio donde ocurren los hechos, es un gran recurso. Y es fundamental contar con expertos en el propio territorio, organismos o centros de vigilancia encargados de investigar las alarmas que surjan, para poder generar una rápida respuesta al respecto, en términos de la logística más adecuada para proceder en tal “invasión”, trátese de un fenómeno aleatorio o intencional.

Dicha respuesta, en un mundo interconectado por el tránsito de personas y objetos de un continente a otro, debiera tender a identificar los flujos provenientes del o los territorios donde se generan las alarmas, para definir su trazabilidad y nivel de aislamiento, en función de la sospecha de infección o contagio -a verificar por vía de toma de temperatura o tests específicos-. Todo esto exige una cierta planificación ante el riesgo de propagación de la amenaza, luego la previsión y provisión de medidas de bioseguridad para el resto de la población en el caso de transmisión comunitaria, para evitar fugas de contaminación biológica que pudieran agrandar el impacto del fenómeno.

Es más o menos, un proceso llevado de manera lógica. También puede ser un fenómeno con cierta incertidumbre por no haber precedentes, pero se puede aprovechar la experiencia de aquellos donde el problema se ha manejado de manera eficaz, e inclusive de experiencias pasadas.

De allí la importancia de ir captando los datos necesarios para poder constituir los modelos predictivos propios (adecuados a las características locales), de manera que sirvan como un tablero de comando para poder generar los indicadores que permitan definir el estado de situación más cercano a la realidad.

Existe un parámetro importante en tales modelos, y es el conocido como R0, número reproductivo básico, que representa la velocidad con la que una enfermedad puede propagarse en una población sin inmunidad preexistente. El Re o Rt, es el mismo parámetro en un tiempo dado t (variable en función del nivel de cuarentena o aislamiento en un determinado momento).

Es decir, aún en la impredictibilidad de un suceso extraordinario, la ciencia médica, en este caso la Epidemiología, unida a las Matemáticas (en este caso la Estadística), a partir de modelos predictivos que se nutren de los datos reales que surgen de tests masivos -más el análisis de otras variables y parámetros en la línea de tiempo, con los correspondientes ajustes estadísticos o de otro tipo- puede generar los indicadores necesarios a la toma de decisiones logísticas en tal situación (la técnica a cargo, la Logística).

Es claro que los modelos sólo son modelos que tratan de representar una realidad, pero pueden apoyar la toma de decisiones, puesto que le dan forma al caos. Esto excluye la antítesis salud versus economía, puesto que si bien primero está la salud de la población, sin una economía viva, ningún país puede sostenerse. El management de esta crisis sanitaria requiere de un delicado equilibrio donde los aspectos ambiental, social y económico sean adecuadamente priorizados, sin excluir ninguno. Nuestra supervivencia exige el buen criterio integral de quienes nos gobiernan, lo cual es, además, su responsabilidad.

Como en todo proceso humano, obviamente existen fallas. De allí la necesidad de minimizarlas, maximizando las condiciones de bioseguridad cada uno en la situación en la que se encuentre. Este es un aporte que nos compete a todos, y exige la protección de los más expuestos (los trabajadores esenciales) y de los más vulnerables. Recordemos el evento de ruptura de cuarentena el pasado viernes 3 de abril, donde una parte de la clase etaria más vulnerable de nuestra sociedad, nuestros padres y abuelos, han quedado expuestos a horas interminables de riesgo no sólo biológico sino también sanitario, para el cobro de sus jubilaciones y pensiones.

Pronto se va a definir una apertura (definitiva o no) de la cuarentena obligatoria (parcial o total), y nuevamente los que hemos permanecido más aislados nos veremos expuestos a ese enemigo invisible que rondará todavía en nuestro trajín diario. Más allá de las recomendaciones sanitarias correspondientes en relación a la prelación del uso de barbijos en el personal médico y otros trabajadores esenciales, veamos este asunto como un asunto de contaminación. Es evidente que se trata de priorizar el uso de tales recursos para el personal sanitario, pero todos podemos procurarnos de un medio de barrera para el riesgo biológico, como ya se está considerando de forma obligatoria en otras provincias (además de conservar el distanciamiento social, por ejemplo).

Debemos ser conscientes, más allá del accionar de quienes deciden las tácticas y estrategias para sortear esta crisis, de que podemos cuidarnos y cuidar a los nuestros.

De ello depende el poder retomar gradualmente la normalidad en los tiempos que se consideren adecuados, lo cual exige una retroalimentación permanente de datos para la correcta toma de decisiones.

Para más información:

El número reproductivo básico (Ro). Consideraciones para su aplicación en la salud pública: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6291769/

To stop COVID-19, test everyone, repeatedly: https://medium.com/@sten.linnarsson/to-stop-covid-19-test-everyone-373fd80eb03b

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