jueves 28 de marzo de 2024
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La columna de Sandra Carral Garcín | El agua: elemento esencial para la vida y un problema de nunca acabar en Salta

La iniciativa vecinal va en aumento en relación con este tipo de reclamos, aunque los mismos confirman que sigue siendo un problema para las distintas administraciones provinciales.

« L’eau n’est simple que pour les simples »

Profesor Jacques Benveniste

Los salteños vivimos en estos días el despertar primaveral un poco anticipado. Como todos los años esto marca el reinicio de un nuevo ciclo en la naturaleza, para algunos más placentero que los meses de invierno.

También como todos los años, y no necesariamente sólo en esta estación, el problema de la escasez de agua es uno de los problemas recurrentes y tal vez en algunos barrios de la ciudad casi permanente. ¿Y qué vida es posible sin el precioso líquido?

Vemos en las noticias a vecinos agrupados para realizar los reclamos necesarios, a la par de otros grupos de vecinos que reclaman por los sempiternos desmontes para construcción de nuevos proyectos incluso en zonas protegidas.

No es una novedad la cantidad de edificios que emergen por la ciudad, donde en lugar de las viejas casonas de estilo se yerguen edificios nuevos, y cualquier vecino que se pasea por la ciudad puede interrogarse de dónde saldrán los insumos necesarios para la vida de tantas familias que van a alojarse en tales lugares.

También es de preguntarse si todos estos nuevos edificios cuentan con los debidos proyectos aprobados para tal envergadura, si están debidamente tratados como obras mayores por la municipalidad de Salta, con sus estudios de impacto ambiental y social debidamente aprobados, estudios de suelo, estudios geotécnicos de suelo, estudios de seguridad, estudios sísmicos, etc.

Suele suceder cuando se expurgan algunos proyectos, que las irregularidades salten a la luz sólo cuando algunos inquietos vecinos solicitan la información pública ambiental correspondiente. Afortunadamente, la iniciativa vecinal va en aumento en relación con este tipo de reclamos, y lo vemos actualmente con el tema del agua, el cual sigue siendo un problema en la sucesión de las administraciones.

El punto es que uno se hace preguntas, por ejemplo, al ver en numerosos puntos de la ciudad la otra problemática que es la rotura de cañerías, sean del precioso elemento como de los efluentes cloacales (en el caso de quienes tienen este tipo de servicio, por otra parte ausente en ciertos barrios).

Refiriéndonos al agua, hay roturas que tardan en ser arregladas, no se sabe si por desidia del organismo a cargo, puesto que no es por desconocimiento, dado que siempre algún vecino doliente con las enormes cantidades de agua derrochada (mientras otros no la tienen) se acelera en reclamos que por otra parte tardan en ser escuchados.

Este tipo de inconveniente presenta no sólo la problemática de formar arroyos que desembocan en las arterias más anchas derivando cada día litros y litros que se pierden sin ninguna utilidad, a la vez de ser foco séptico tal vez (recordemos las campañas de descacharrado contra el dengue, otra plaga peligrosa).

En los actuales tiempos de COVID-19, en los cuales el precioso recurso no sólo lo es por ser un alimento sino también importante elemento para ejecutar las medidas de bioseguridad que nos permiten a todos preservarnos de este flagelo, es contradictoria la lentitud para preservar esos caudales y la calidad del agua que llega a nuestras canillas. Entiéndase que cañerías rotas y viejas en la red de distribución del agua “potable” no son garantía del aseguramiento de su calidad, puesto que viene con quejas en cuanto a ese aspecto también, pero a estas alturas, viendo la triste realidad de otros barrios, tal vez haya que ser agradecidos con el solo hecho de disponer del líquido sin cuestionarse tanto sobre la calidad del mismo…

Para evadirnos de lo cotidiano de estas realidades, pensando que pronto estos reclamos serán parte del pasado, veamos otro acercamiento al tema del agua.

Se trata de las controvertidas investigaciones del científico francés Jacques Benveniste, sobre el agua como transmisora de información, de lo cual resultó una publicación en la revista Nature en 1998. Este hecho constituyó un escándalo en la comunidad científica porque contrariaba las bases de un mundo que en ese entonces, por ejemplo, no aceptaba aún la homeopatía. Las conclusiones del profesor Benveniste, por ejemplo: “la información biológica se conserva en el agua y queda activa sin que haya ninguna traza de sus proteínas”, en efecto, daban validez de alguna manera a la homeopatía, sin haberlo buscarlo precisamente.

Décadas después de la publicación del profesor Benveniste sobre la memoria del agua, ninguna publicación científica ha podido confirmar sus conclusiones. El profesor Luc Montagnier, otro eminente científico francés (ahora muy de actualidad por su postura disidente con cierta doxa de la COVID-19) retomó en 2010 el trabajo del profesor Benveniste sobre la memoria del agua. El profesor Montaigner explica que sus trabajos sobre el sida lo acercaron al trabajo de Benveniste sobre la memoria del agua: “El ADN que es una molécula organiza el agua que la rodea y esa agua guarda la información del ADN. Esto corresponde exactamente a lo que había encontrado Jacques Benveniste para otras moléculas…”.

El agua es un líquido extraordinario, dice Luc Montagnier. Más allá de estas consideraciones de discusiones científicas muy interesantes que se alojan en el mundo de la biología, la química y la física, volviendo a la realidad ordinaria, sería sabio reconocer que no hay cotidianidad posible sin agua.

Para más información :

1988, Jacques Benveniste et la mémoire de l’eau

https://www.ina.fr/contenus-editoriaux/articles-editoriaux/1988-jacques-benveniste-et-la-memoire-de-l-eau

Structure and Memory in Water

https://www.researchgate.net/publication/228611683_Structure_and_Memory_in_Water

Extracto oficial de la película Water, le pouvoir secret de l’eau

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