viernes 19 de abril de 2024
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Jorge Altamira en Cuarto Oscuro | Trotsky vigente, la situación del movimiento obrero y la trampa de la polarización

El histórico dirigente del trotskismo en Argentina, dialogó hoy con el programa que se emite por FM La Cuerda. Los 80 años del asesinato de León Trotsky fue el disparador de una larga charla que reproducimos en sus aspectos centrales.

El 20 de agosto de 1940, el espía estalinista Ramón Mercader ingresó en la casa de León Trotsky en Coyoacán, México, y le clavó un piolet en la cabeza. Terminaba así la vida de uno de los tres líderes de la revolución rusa. Reivindicando la vigencia de su pensamiento, dirigentes trotskistas realizaron distintas actividades. Jorge Altamira participó de varias charlas virtuales y hoy conversó con Cuarto Oscuro. Allí se le pidió una reflexión sobre el aniversario de aquel asesinato.

“Se trató de un asesinato político de gran envergadura. Para entenderlo, hay que asociarlo a lo que ocurrió años antes, cuando Stalin enjuicia en los llamados ´Procesos de Moscú´ -1936-1938- a todos los miembros vivos del Comité Nacional que dirigió la revolución de octubre de 1917. Estos asesinatos cierran un proceso de liquidación política de un proceso revolucionario del cual Stalin se declara un heredero, aunque en realidad fue su sepultero: destruye la democracia socialista en la Unión Soviética, desarrolla una casta privilegiada que se aferra al poder en función de intereses propios y frente al proximidad de la guerra y el trauma brutal que eso iba a provocar, elimina a quien podía convertirse como la gran alternativa revolucionaria –Trotsky– tal vez de la misma manera como ocurrió con Lenín tras el fin de la Primera Guerra Mundial”.

Puesto a opinar sobre cómo puede mantener vigencia el pensamiento del revolucionario ruso tras 80 años de cambios vertiginosos –segunda guerra mundial, emergencia del keynesianismo, guerra fría, los 30 gloriosos, auge del liberalismo, revolución comunicacional, etc.– Altamira respondió: “El pensamiento de Trotsky tiene una vigencia sorprendente. Algo que de todos modos no debe extrañar por la vigencia de las ideas de alguien que vivió aún antes que él: Carlos Marx. Hoy es considerado el intelectual que permite explicar lo que está pasando en el mundo moderno. Crisis fenomenales del capitalismo cuyos fundamentos teóricos están desarrollado en El Capital. Es decir, hay fenómenos en la Historia que permiten a ciertas personas, movimientos y sociedades meter el bisturí a fondo en las condiciones contradictorias de la existencia humana y por lo tanto superar su época con predicciones importantes. En el caso de Trotsky eso es muy claro. En el momento de auge de la Unión Soviética bajo la conducción del estalinismo, dijo que la Unión Soviética terminaría transformándose de nuevo en una sociedad capitalista. ¿Quién fue capaz de anticipar una cosa así? Efectivamente después se verificó en los años 89´ 90´. Lo vemos ahora en Rusia, China y en algún modo en Cuba. En segundo lugar, Trotsky señaló con mucha claridad que, en la época de decadencia del sistema capitalista, la llamada ´crisis mundial´ es una constante del sistema. Y al ser una constante del sistema, es una inspiradora de rebeliones populares. Hoy tenemos una gigantesca rebelión popular en EEUU, incluso en Europa del Este como ocurre en Bielorusia o en el Medio Oriente con el Líbano, o en Chile frente a Piñeira, o en Colombia. O sea que la actualidad de una revolución popular o socialista es manifiesta. En ese punto no puede haber una discusión. Evidentemente Trotsky tenía razón”.

En ese punto, Altamira fue consultado sobre las razones que puedan explicar por qué con predicciones tan vigorosas, la construcción política de trotskismo no es igualmente intensa: “No le escapo al bulto de las contradicciones de nuestro desarrollo. Al terminar la segunda guerra mundial – y como usted dice que hay un proceso económico positivo – volvió a jugar un papel muy importante Stalin porque hubo un acuerdo con Roosevelt y Churchill de un cierto reparto del mundo. Es decir que el representante del imperialismo británico y el representante del imperialismo norteamericano reconocen en el régimen staliniano un factor de estabilidad frente al peligro de la revolución. Y en las naciones que a través de ese acuerdo debían quedar bajo control occidental y en donde había procesos revolucionarios, los Partidos Comunistas se aplicaron en destruir tal proceso para cumplir con el acuerdo internacional de Stalin. Eso le dio al capitalismo un espacio de recomposición”, manifestó.

En ese marco, advirtió que el trotskismo “debe hacer un balance muy importante sobre esto, pero advirtiendo lo siguiente: en el pasado, la expresión política del movimiento obrero eran el socialismo y los partidos comunistas; hoy esos partidos han pasado totalmente al sistema capitalista”, sentenció, para luego ejemplificar la generalización con el caso ruso. “Estos tipos se repartieron la propiedad estatal sin abandonar los métodos represivos. Hoy hay un opositor a Putín en estado de coma por envenenamiento. Hoy, en el mundo asociado con el movimiento obrero, solamente existen los trotskistas. De formas más débiles en un lugar, más fuerte en otras. Eso debido a que Trotsky se esforzó por dejar un programa y un planteamiento organizativo que asegurara la continuidad política de la corriente revolucionaria”, sentenció.

La caracterización del movimiento obrero actual, no estuvo ausente en la charla, sobre todo con lo relacionado a la conducta defensiva de las últimas décadas. “El movimiento obrero siempre ha luchado, a veces obtuvo victorias, pero ha tenido muchas derrotas. Entonces no es un movimiento obrero nuevo, joven, inexperto y lleno de ilusiones; sino uno relativamente precavido, temeroso en algunos puntos de quedarse sin empleo. Es decir, no tiene el empuje del movimiento inicial como consecuencia de toda una serie de derrotas que hay que tratar de explicarlas, asimilarlas y mejorar una estrategia política”, manifestó.

En ese punto, Altamira fue consultado sobre otro problema teórico: vivimos en un periodo en donde en vez de una clase obrera en disputa directa con la patronal, tenemos empleados informal que desean más ser reincorporados al mercado que pelear cuerpo a cuerpo con los empleadores. El caso de Salta sirvió de ejemplo: 50% de la población vive de ingresos informales. “No van a poder ser reincorporados. Se van a tener que transformar en revolucionarios ahí en Salta para que la provincia deje de ser un terreno de especulación turística y hotelera con deudas que después no pueden pagar. Ahí tienen que luchar por el socialismo que naturalmente va a crear trabajo en condiciones no explotadoras. Jornada de seis horas. Con los nuevos niveles de productividad superaríamos cualquier producción del pasado trabajando menos. Pero acá se discute otra cosa: por ejemplo, la reforma laboral. ¿Qué es? La libertad para extender las horas de trabajo, la libertad para despedir, la libertad para flexibilizar y la libertad para precarizar”, se indignó.

Finalmente, el histórico dirigente del PO fue consultado sobre la naturaleza de la polarización que vive el país: por un lado, reduce las posibilidades de que emerja una alternativa de izquierda; por otro lado, muestra una enorme capacidad para auto reproducirse. “Se reproduce en el campo electoral. Cuando usted va a los movimientos sociales, a las fábricas, a los barrios o los movimientos de mujeres hay un vacío completo. Lo que tenemos que advertir es eso y jugar menos a las elecciones, para desarrollar un trabajo mucho más penetrante en el movimiento obrero y las organizaciones populares en general. Esa es la tarea principal. No dejarse llevar por el espejismo electoral porque así no crecemos como fuerzas arraigadas en el pueblo y todos somos víctimas de una polarización donde la gente dice ´bueno, como este no puede ganar voy a votar al mal menor´. Por lo tanto, la trampa de la polarización, está creada en función de organizaciones que viven de elección en elección y no de construir una fuerza revolucionaria. Necesitamos una izquierda con 10 mil y 20 mil trabajadores organizados. Ahí la mecánica de la polarización va a quedar al desnudo como una farsa”, concluyó.

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