jueves 28 de marzo de 2024
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HUMOR | Surianito, el payaso homofóbico: La historia del salteño que anima fiestas infantiles disfrazado de legislador

La crisis económica y su facilidad para contar chistes sobre homosexuales y lesbianas hicieron que decidiera volcarse a este trabajo. Algunos aseguran que será el sucesor del Payaso Acuarela, otros que lo superará.

Ante la crisis económica que vive el país, muchos se la rebuscan para llevar el pan a la mesa. La historia de Rodolfo M. es un claro ejemplo de ello. Porque al igual que muchas personas, tuvo que buscar un segundo trabajo, durante los fines de semana, para ganar unos pesos extra y poder sobrevivir. En este informe de NOTICIAS DE CUARTA conoceremos un poco más de este personaje.

La pasión de Rodolfo siempre fue la comedia. Eso lo supo desde niño, cuando era el hazmerreír de la clase. En la adolescencia se unió a un grupo de la iglesia y reforzó su fe católica, apostólica y romana; aunque eso le quitó un poco de gracia a su existencia y le imprimió la solemnidad requerida para la adultez. Una vez casado y con hijos, sus sueños de ser humorista (o al menos reidor en el programa de Tinelli) se esfumaron. Dedicó su vida entera a trabajos varios, y hace un año y medio le dieron la noticia fatal: iba a ser padre, otra vez y con su pareja decidieron tenerlo.

“Siempre le dije sí a la vida, incluso desde el vientre de mi madre, porque si ella me hubiera abortado, pues yo no hubiera nacido”, asegura Rodolfo, que además cuenta: “Una vez estábamos en un almuerzo familiar, haciendo la sobremesa, y yo conté el chiste ese del puto que va a comprar cotonetes a la farmacia, y todos se cagaron de risa; luego rematé con el de la torta que se encuentra con el genio de la botella y le pide conocer a Barack Obama; después ya no tenía más para contar y tuve que improvisar, así que me inventé ahí uno de un trava que iba al negocio a comprar foquitos de 100 watts. Un éxito, hasta un primo mío se atragantó con el postre y lo tuvimos que llevar de emergencia a la salita, pero la pasamos de diez”, dice Rodolfo.

Con el paso del tiempo, las burlas hacia homosexuales, lesbianas y trans se fueron haciendo una tradición en los almuerzos de la familia Azcue. Eso y las palabras de aliento de un primo cercano le dieron la idea de convertirse en humorista. “Yo no elegí a Surianito, sino que Surianito me eligió a mí”, nos cuenta Rodolfo emocionado hasta las lágrimas. Además nos dice que este trabajo le salvó la vida: “No hay nada más hermoso que ver la sonrisa en los rostros de la gente cuando gozamos juntos de los putos y tortas”.

La polémica

Surianito actúa en todo tipo de reuniones y fiestas, incluso infantiles. Asegura que a los padres les encanta que sus hijos aprendan a denigrar a las minorías desde pequeños; y que además deben comprender que la segregación no es siempre negativa; aunque si bien no lo dice de esa manera, puede leerse en su relato.

Algo que no puede negarse es que el ascenso de este payaso en el reconocimiento de la población ha sido meteórico. Aun a pesar de la controversia que generan sus actos y dichos, muchos de los cuales son bastante polémicos y tildados de medievales. Críticos especializados en payasadas y circo han augurado que Surianito será incluso más recordado que el Payaso Acuarela, quien “a su lado queda como Ronald Macdonald”, aseguraron los expertos consultados.

“Lo que sucede con Surianito es que no genera gracia aquello que dice, sino toda la situación entera del acting: el hecho de que un sujeto así se haya convertido en el portavoz de un sector, y con los chistes grotescos sobre homosexuales y lesbianas (putos y tortas, como los llama él) haya ganado la confianza de un público que sí, puede ser conservador, pero no tonto. O al menos eso es lo que creemos… es todo grotesco y hasta gracioso; aunque no deja de tener acoplado cierto elemento de peligro”, asegura Noam Chasmqui, miembro del Instituto Nacional de Investigación de Payasos, Clowns, Nariguetazos y Afines.

Consultado por NOTICIAS DE CUARTA sobre las posibles repercusiones que puede tener su humor en el colectivo LGBT, nos responde: “No tengo idea dónde es la parada de ese colectivo, yo ando en moto”. Recuerda además que en su familia siempre se hicieron bromas respecto a la sexualidad: “Era de lo más normal burlarnos del primo mano caída, o de la hermana machona. No sé por qué hacen tanto drama ahora, no se puede ya decir nada que la gente se ofende. ¿Acaso no se dan cuenta que están matando a la comedia? Porque ya no nos podemos burlar de los bolivianos porque te tildan de nazi, menos de los jujeños aunque esos son igual todos bolivianos. Tampoco gusta que se hagan chistes de putos porque te dicen homofóbico. Si hacer un chiste sobre el pechacaca de mi primo es ser homofóbico, pues sí, soy homofóbico”, asegura Surianito mientras se pinta la cara para salir nuevamente al ruedo como hace un tiempo lo hace todos los martes, desde que trabaja en un boliche especializado en comedia, sobre calle Mitre a pocos metros de Leguizamón. Ahí lo podemos ver haciendo de las suyas, una vez por semana, calzándose la peluca y la nariz que lo caracterizan, besando el crucifijo antes de salir al escenario a largar un chiste tras otro, una mala broma tras otras, algo que a muchos indigna pero eso a sus seguidores no parece molestarles. Mientras tanto lo banquen, él seguirá ahí.

Surianito, ¿habrá llegado para quedarse?

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