jueves 28 de marzo de 2024
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Ex diputado salteño apoya la federalización de la Corte Suprema de Justicia

Guillermo Martinelli se refirió a la idea del presidente Alberto Fernández de ampliar el máximo tribunal de Justicia a 24 miembros y habló de las precauciones a tener en cuenta para dar viabilidad a algo que en principio es engorroso.

El ex diputado Guillermo Martinelli dialogó con la sección local del diario Página 12. Allí, quien fuera hace poco uno de los convencionales constituyentes por el Frente de Todos, opinó sobre la reunión en donde el presidente de la Nación y varios gobernadores deslizaron la chance de reformar la Corte Suprema de Justicia.

“Acá se dijo que sería una Corte de 24 personas, algo similar a lo que sucede en el Tribunal de La Haya, más o menos, pero que en ese caso está dividido en varios aspectos y salas, y por la información que también se maneja, se habla de que sería una Corte federal porque se dice que cada provincia podría nombrar un representante”, opinó el letrado, para luego agregar que “es importante que el interior pueda tener su presencia en la Corte, pero hay que preguntarse para qué y por qué, porque si es un proyecto que va a ser exactamente como se presenta, imagínese lo que va a ser recorrer 24 firmas para que salga una sentencia, algo que no es una cosa sencilla”.

Para Martinelli, esa situación podría subsanarse con “una Corte dividida en objetos o en métodos, algo que todavía no está explicado, o sea que si fuese que se tendría que hacer una Corte de 24 miembros para todo aspecto, es demasiado”.

Otro de los aspectos que analizó Martinelli fue la cuestión de la designación y selección de jueces. Al respecto se mostró bastante preocupado por una práctica que está lejos de ser episódica en la historia del país: la voluntad de los distintos gobiernos de “tener jueces, si no amigos, por lo menos ideológicamente emparentados. Esa es una cuestión que la hacen todos, por eso es que cuando vino el Proceso [dictadura de 1976] se jubiló a los jueces que estaban y se puso una nueva Corte, lo mismo que pasó con la llegada del período democrático”. “Cuando vino Kirchner removió los jueces que tenía el menemismo, que tenía una Corte numerosa y muy adicta, sin demasiada calidad funcional, salvo dos o tres que había de calidad, y esto también se vio claramente con Macri cuando puso a Rosenkrantz y a Rossatti por decreto, algo que después se hizo por acuerdo del Senado”.

Yendo más allá en su análisis, y orientando la discusión al plano netamente político, Martinelli apuntó a “un defecto que es la falta de un sentimiento republicano que tiene que ver con la alternancia en el poder”.

Sobre lo último, Martinelli fue enfático al recordar que siendo la Corte Suprema cabeza de un poder del Estado, se trata de un órgano político y como tal debe “estar sujeto a la alternancia como sucede con los otros poderes, por eso no se les tiene que dar mandato indefinido o vitalicio a los jueces, sino que tendrían que tener un período fijo”.

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