Durante la dictadura, el ex militar Carlos Ignacio Cialceta se desempeñaba en el Regimiento de Infantería de Monte 28 de Tartagal. Integró el grupo de tareas que secuestró, torturó y asesinó al dirigente peronista René Santillán.
La jueza subrogante Mariela Giménez, del Juzgado Federal N° 2 salteño dio lugar al requerimiento del fiscal general Carlos Martín Amad, del Área de Derechos Humanos de la Unidad Fiscal Salta, realizado el 29 de marzo pasado, en el que había solicitado la prisión preventiva de Cialceta.
El requerimiento se produjo luego de que la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta revocara un fallo que lo beneficiaba con la falta de mérito en el marco de una causa penal por delitos de lesa humanidad. El exmilitar, quien se desempeñaba en el Regimiento de Infantería de Monte 28 de Tartagal, está procesado por la privación ilegítima de la libertad por violencia y amenazas, agravadas por su entonces condición de funcionario público, y homicidio doblemente agravado por alevosía.
Al pedirse la detención preventiva, Cialceta no se encontraba en su domicilio declarado, por lo que Martínez ordenó la captura internacional. La pareja del exrepresor informó que el acusado ya no vivía más en dicho inmueble y desconocía dónde estaba.
El 10 de agosto de 1976 cinco personas encapuchadas entraron a la casa de Santillán en General Mosconi (Salta) y lo secuestraron. Tras golpearlo brutalmente frente a sus cuatro hijos, lo trasladaron en auto a Tartagal donde fue asesinado. En el sitio “Militantes del peronismo revolucionario” el historiador Roberto Baschetti registró una biografía del dirigente que integraba la Juventud Peronista de Mosconi, donde realizaba trabajo social con los pueblos originarios de la zona y en los barrios más carenciados.
“Hasta julio de 1976 fue trabajador en YPF y delegado del sector Metalúrgica del Departamento de Electromecánica. Con su hermano Alfredo que trabajaba en el sector Usina del mismo departamento, eran opositores al oficialismo en el Sindicato SUPE. Su compañero de militancia, Humberto Méndez lo recuerda como “un gran compañero y un gran luchador”. Fue secuestrado el 10 de agosto de 1976 frente a su esposa Irma Yolanda Prado y algunos de sus hijos. Fue asesinado y su cuerpo dinamitado el mismo día, en el camino a Acambuco. Tenía 33 años”.
