En enero pasado explicitó que soñaba ser intendente de la ciudad. Hoy se impuso en las internas, pero con menos votos que los cosechados en el 2017 como concejal. Su frente quedó varios puntos por debajo del que liderará Bettina Romero.
“¿Tu carrera se agota en la condición de concejal o tenés otros planes?”, consultó CUARTO aquel verano del 2019. Leiva pensó unos minutos y aseguró que su idea era continuar para aprovechar lo aprendido en cuatro años en el Concejo Deliberante: “Me gustaría algún día tener la oportunidad de ser intendente. Proyectar desde lo que voy aprendiendo, teniendo un equipo de trabajo y un plan de gobierno”.
El artista y concejal ayer pasó la primera prueba en el Frente de Todos del que forma parte: se impuso cómodamente con 23.417 (32,97% del Frente de Todos) a Gonzalo Quilodrán (su inmediato competidor) que cosechó 153.873 sufragios que representaron el 22,35% de los votos del mismo espacio que en total acumuló el 25,74% del padrón capitalino con un total de 71.003 voluntades; muy por debajo del 56,09% del macrismo que tuvo a Bettina Romero como la gran triunfadora: 60.007 votos, 13000 más que los cosechados por Matías Posadas (47.382) su inmediato perseguidor.
El desafío parece muy complicado para el artista. Sus votos de ayer están por debajo de lo que cosechó en las legislativas del año 2017 cuando se convirtió en el edil más votado de la ciudad con 38.459 votos que representaron el 13,61% del padrón. Una situación distinta a la de la propia Bettina Romero que aquella vez (en la categoría diputados) cosechó 61.518 votos (21,65%), unos cuantos menos que hoy, convirtiéndola en la favorita de noviembre para quedarse con la intendencia. Si a eso se le suma que ninguno de sus derrotados moverá un dedo para obstaculizar su transitar hacia la intendencia, sus chances se agigantan.
Leiva, por su parte, deberá remar más de lo previsto para mejorar su condición de candidato, nuclear a los sectores del “Frente de Todos” que quedaron en el camino y pulir demasiado una campaña electoral en la que no pudo sacarse el lastre de ser un “buen muchacho” sin preparación para asumir el gobierno de la ciudad. Puede que los tres puntos recién mencionados sean factibles de realización para alguien que aún cuando sea parte de los llamados outsider, tiene una virtud para la clase política del Frente de Todos: Leiva es una celebridad que proviene de un ámbito distinto al de la política – en este caso la música – pero a diferencia de otros como Guillermo Durand Cornejo, Alfredo Olmedo o Adrián Valenzuela jamás condenó a quienes provienen de la cultura partidaria y nunca demonizó a quienes hicieron de la militancia una forma de vida.
No obstante, su condición de “chico de barrio” ya no alcanzará para lo que se viene. Deberá pensar y comunicar con otras lógicas su condición de funcionario capaz de identificar objetivos estratégicos cuyo cumplimiento requieran del diseño y la ejecución de cuatro o cinco movimientos claves.