Alfredo Olmedo dejó sin quórum a la cámara baja nacional cuando se iniciaba la sesión especial que buscaba poner límites a los tarifazos de la Casa Rosada. El salteño abandonó la sesión luego de que un diputado macrista le susurrara al oído.
La sesión había sido convocada ayer por el kirchnerismo y por la noche sus referentes supieron que se sumarían y con proyecto propio Argentina Federal (el interbloque de los gobernadores) y el Frente Renovador, la inauguración en el Congreso del espacio electoral que lanzaron en Gualeguaychú.
Estaba programa a las 11 de la mañana pero como suele ocurrir en estos casos se retrasa unos minutos. Cuando el presidente de la cámara nacional, Emilio Monzó, dio 8 minutos de gracia, Agustín Rossi del kirchnerismo y Graciela Camaño del massismo esperaban la llegada del misionero Daniel Di Stéfano pero no la huida de Olmedo, el salteño que se jacta de no faltar a ninguna sesión.
Antes de que ello ocurriera entró a hablarle al recinto Javier Pretto, el diputado del PRO de Córdoba y cuando la oposición cubrió otra banca con la llegada de Di Stefano y el quórum era un hecho, Olmedo ya no estaba. La maniobra hizo estallar a la oposición. «Hubo una maniobra absolutamente oscura. Lo han hecho en nombre de la transparencia y el cambio que pregonan. Esto es peor que el diputrucho», gritó Graciela Camaño, con la sesión ya levantada. Araceli Ferreyra, del Movimiento Evita, fue todavía más dura: lo llamó «el chanta vestido de amarillo» y dijo que ahora «además de esclavista y golpeador de mujeres, es responsable del tarifazo a los argentinos».
Olmedo reapareció luego con la sesión en minoría, siempre con su campera amarilla y fue recibido al grito de «rata», «corrupto» y «chanta». También se comunicó con los medios locales de Salta en donde aseguró que cumplió el reglamento. Hizo uso de la palabra y ante los abucheos y gritos sugirió que hablaran los que gritaban pero cuando una diputada solicitó hacerlo el sojero se escudó otra vez en el reglamento y no se la concedió.
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