jueves 28 de marzo de 2024
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Cuarentena e infancia | Advierten que el estrés del confinamiento aumenta el maltrato contra niños y adolescentes

Medios internacionales destacan el manejo sanitario argentino en el manejo de la pandemia, pero resaltan que el confinamiento que supera los 40 días puede ser una amenaza para niños y adolescentes.

La pérdida del trabajo, el estudio en casa, la destrucción de las rutinas y la convivencia forzada enrarecen el ambiente hogareño hasta que la carga negativa puede recaer sobre los niños. Es lo que enfatiza sobre Argentina un artículo publicado en el diario español El País. “Hay que tener en cuenta que los violentos y los feminicidas tienen como modus operandi el aislamiento de sus víctimas. Y lo que sucede en esta situación extrema es que los factores de protección, como la escuela, no están, y los factores de riesgo, como el aislamiento, aumentan”, dice Marisa Graham, Defensora de Niño, Niña y Adolescentes en Argentina.

Graham explicó que aún no hay una estadística fina que permita elaborar un mapa de llamadas (137) que denuncian este tipo de violencia, pero aclara que los pedidos de ayuda disminuyeron desde el inicio del confinamiento. “Eso no tiene por qué ser una buena noticia”, aclara. “Es probable que esos niños no hayan podido llamar” porque están conviviendo las 24 horas con su agresor. Estimamos que seis o siete de cada 10 niños y niñas pueden estar sufriendo algún tipo de violencia”, advierte Isaza, de Unicef Argentina.

“El problema no es patrimonio de Argentina. Sin embargo, es el país de la región que más tiempo lleva en cuarentena obligatoria, y donde esta ha sido más restrictiva. Más de cinco semanas sin salir de casa ha permitido hasta ahora al Gobierno del peronista Alberto Fernández planchar la curva de contagios y mantener a raya el número de infectados por la covid-19 (más de 4.700 hasta el 4 de mayo). Pero la demora en alcanzar el pico de la pandemia ha traído como daño colateral la extensión del confinamiento”, remarca el medio español.

El 25 de abril, Fernández anunció un plan de “salidas recreativas” de una hora por día para los más pequeños, pero la medida pronto fue anulada por distintas provincias. Con el avance de los días, los problemas intramuros crecen y la convivencia conflictiva se salda con actos de “microviolencias cotidianas” que no siempre se visualizan como violencia: el zamarreo, el grito o el chirlo en el caso de los niños y el insulto en el caso de los adolescentes.

¿Cómo controlar esos estallidos familiares? Desde Unicef recomiendan establecer normas familiares para anticiparse a los problemas; que el niño no pierda el contacto con el adulto de confianza que no siempre son el papá o la mamá, sino un abuelo o una tía; actividades como dibujar o hacer teatro los ayudan a digerir la realidad; no sobreexponerlos a las noticias sobre el coronavirus porque eso aumenta la tensión. Si nada de esto funciona y la violencia existe, debe intervenir un tercero. “Es importante no callarnos cuando el vecino de al lado le grita a su hijo o se escuchan golpes. Cuando todo esto pase, habrá que reconocer el esfuerzo de los niños, niñas y adolescentes que se las arreglaron para superar el momento. Son ellos los que se adecuaron a la educación a distancia, los que esperan que la mamá termine con la única computadora de la casa, o los que no tienen y usan el celular del papá para pasarle a la maestra la foto del trabajo que hicieron a mano”, dice Graham.

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