martes 23 de abril de 2024
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Mortalidad infantil | La tragedia de las comunidades originarias de Salta impacta en la prensa española

Una publicación del diario El País hace hincapié en la situación que viven en el chaco salteño. Señalan que los últimos dos años murieron 250 niños hay 7500 menores de 5 años que están en riesgo.

Bajo el título «La vida que no fracasa», la columna escrita por Gabriela Cabezón Cámara, fue publicada en la sección Ideas en la versión digital del diario ibérico. Ahí, con gran desazón, la aura señala que para los pueblos del norte salteño «ya hubo fin del mundo». Ello en relación a las condiciones paupérrimas de vida que llevan las comunidades originarias que habitan este suelo.

Puntualmente, el breve pero potente escrito de Cabezón Cámara habla de las comunidades wichís, chorotes, tobas, tapietes y chulupíes que habitan no solo Argentina, sino también el actual territorio de boliviano y paraguayo. Sin embargo se detiene a reseñar algunas cifras espeluznantes que aquejan el norte salteño.

Entonces señala que en el norte de la provincia de Salta, frontera argentina «murieron casi 250 criaturas de cero a cinco años en los últimos dos y hay otras 7.500 en riesgo ahora». Además acusa la «deforestación, monocultivo, ganadería, extracción de petróleo, extracción ilegal de madera y peces muertos y lodos tóxicos de la minería que trae el majestuoso río Pilcomayo desde el norte».

«El extractivismo que nuestras clases dirigentes juran que traerá riqueza. La trae. A pocos. Para las mayorías, pobrezas. Para los indios, inanición. No lo inventó la clase dirigente argentina esto», señala más adelante. Y un párrafo luego, explica: «Para estos pueblos ya hubo fin del mundo. Los mataron, los esclavizaron, las violaron, les robaron el monte, los forzaron a abandonar sus religiones y avergonzarse de sus lenguas».

Además, en la publicación del medio español, mencionan la lucha por la recuperación de territorios ancestrales y cómo la justicia ha empantanado el acceso legítimo a la tierra. Sin embargo, hay un atisbo de esperanza cuando señalan: «La vida que no fracasa pese a los niños desnutridos, las gentes flaquísimas, los peces muertos, el monte desmontado, los perritos esqueléticos. Y la desidia —o el crimen— de muchísimos de nuestros representantes», señalan antes de finalizar.

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