viernes 19 de abril de 2024
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Alfredo Olmedo está Feliz | La suba del dólar benefició a productores como el sojero salteño

La suba de la moneda estadounidense produjo ganadores y perdedores. Entre los primeros están los sojeros quienes en la próxima campaña tendrán menos retenciones y un dólar más atractivo para liquidar la producción.

El salto de 50% que tuvo el dólar afecta las expectativas de vida de millones de argentinos aunque en la desgracia de muchos está inscripta la bonanza de pocos. Y es que el nuevo escenario presenta un panorama muy favorable para algunos sectores, tal como lo difundió hoy una nota del portal Infobae.

El sector agropecuario es uno de los más beneficiados y el analista Pablo Wende lo resumió así: “La próxima campaña sojera tendrá un doble beneficio. Menos retenciones tras la reducción mes a mes de este año (6 puntos menos cuando finalice 2018), pero además un dólar mucho más atractivo para liquidar la producción y entrar las divisas. A eso se debe sumar que se espera una cosecha mucho más importante luego de la sequía de este año (…) Pero más allá del campo, en general los exportadores reciben un beneficio directo por un dólar más alto”, enfatizó.

Conviene recordar que según un informe de CEPA publicado los primeros días de junio, el Estado se perdió de recaudar un total de 66.131 millones de pesos desde diciembre del 2015 cuando decidió modificar el esquema de retenciones; cantidad de dinero que quedó en manos de los propios productores.

Otro de los sectores más beneficiados son los hoteles de cuatro y cinco estrellas que tienen tarifas dolarizadas, pero la mayoría de sus costos en pesos. El impacto ya se está sintiendo inmediatamente, porque cobran mucho más por cada noche de habitación ocupada. Pero además la expectativa es que crezca el turismo receptivo, es decir que vengan más turistas al país atraídos por un peso devaluado, que significa un abaratamiento en dólares para ir a cenar, un teatro o realizar compras.

Negocios de frontera también se están beneficiando. Se hace referencia acá a lo que ocurre con ciudades como Posadas, Cataratas del Iguazú, Bariloche e incluso Mendoza. La razón es simple de explicar: los argentinos que viven allí ya no cruzan para cargar nafta, ni hacen cola para ir a comprar a Paraguay porque el cambio ya no justifica irse del otro lado de la frontera como sucedió en los últimos años en el puente que conecta con Encarnación o para los caminos para cruzar los Andes rumbo a Chile. Los comerciantes de estos «negocios», ya aseguran que tienen un impacto positivo por el cambio de contexto. No sólo los argentinos dejaron de ir del otro lado de la frontera, sino que empiezan a recibir visitantes extranjeros, especialmente desde Chile.

Economías regionales. Venían pasándola muy mal por el atraso cambiario. Sólo habían tenido un respiro luego de la salida del cepo cambiario, pero duró poco. Ahora se encuentran otra vez con un tipo de cambio más conveniente y la promesa del Gobierno de no dejar que se vuelva a atrasar. Como exportan casi toda la producción (en general productos primarios) y tienen sus costos en pesos (básicamente mano de obra, pero también la mayoría de los insumos) mejorarán casi automáticamente su rentabilidad, impulsando además la producción.

Sectores «sensibles», como textil y calzado. Estuvieron entre los más afectados en los últimos años y el Gobierno intentó suavizar la crisis a través de medidas puntuales como planes Ahora 3 y Ahora 6 específicos, siempre para productos de industria nacional. Ahora, con un dólar mucho más elevado cuentan con una «protección natural» contra el ingreso de productos importados. Además, como se supone que la gente viajará menos también aumentará la demanda interna específicamente para este sector. De todas formas, los fabricantes se quejan por los altos costos impositivos que encarecen la producción.

Construcción. Por lo pronto, el cambio de escenario puede impulsar a inversores a volcarse al ladrillo, porque los dólares que vuelcan en cuotas mensuales para construir tienen ahora mucho más poder de compra. Si la situación se mantiene más o menos estable, el precio final de un departamento en el que se viene invirtiendo desde el pozo bajará sensiblemente calculado en moneda dura.  El problema en este caso está más relacionado con los potenciales compradores, al complicarse el acceso al crédito hipotecario.

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