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A 50 años del 68 (1º parte) | Evocaciones, conmemoraciones y reflexiones de un año bisagra del siglo XX

Paris. Praga. Tlatelolco. Medellin. Hue. Tet. Sartre. Beauvoir. Lacan. Luther King. Adorno. Althusser. Ongaro. Che. Cohn Bendit. VietCong. Rock. Beatles. Stones. Hippismo. Pacifismo. Black Panther. Universidad. (Daniel Escotorin)

Cuantas referencias más se pueden dar para identificar a un momento clave de la historia mundial y también de la de esta porción del planeta llamada Argentina. ¿Fue 1968 un año clave? ¿Un antes y después? ¿Un año revolucionario? ¿O simplemente uno más en el medio de un periodo convulsionado? Mayo es el mes icónico de ese año, París, Francia pero también Argentina: el país pacato, cerrado y autoritario comienza a resquebrajarse porque por abajo las partes se unen. ¿Qué pudo ser de todo eso? ¿Qué fue de esa gigantesca ola de rebeldía que sacudió al mundo en diversas partes? ¿Por qué ese ’68? A cincuenta años, evocamos y reflexionamos sobre los movimientos de la historia y lo que queda en este presente.

El mayo argentino

El 28 de junio de 1966 un general cursillista ligado al Opus Dei, del arma de Caballería con ideas corporativistas, antes vinculado al sector “azul” del Ejército (fracción profesionalista o apolítica) que se había enfrentado a los “colorados” (antiperonistas) concreta un nuevo golpe de estado instaurando la “revolución argentina”.

Los comunicadores del poder hábiles para manejar los símbolos y el lenguaje utilizan una palabra que tenía una fuerte connotación radical en el ideario social: “revolución”. Claro que en la realidad los hechos y actos del gobierno fueron más en el sentido de una restauración que de cambios y apenas un mes después la sociedad argentina tendría una clara muestra de lo que se venía.

Con el pretexto de una depuración de elementos comunistas (algo así como hoy acusar de “populistas”) interviene la Universidad de Buenos Aires (UBA) pero ante la resistencia de rectores, docentes y alumnos la Policía Federal ingresa, reprime y desocupa con dureza las sedes de distintas facultades entre ellas la de Ciencias Exactas, de Filosofía y Letras y la de Ciencias Naturales; “la noche de los bastones largos” marca el inicio de una etapa de fuga de cerebros excepcional y el ingreso del país en un túnel sin más luz que las fogatas de las barricadas que se encenderán en las calles del país.

Aun en sus vaivenes la sociedad argentina vivía una etapa donde la cultura y la educación estaban en auge; la clase media gozaba de plenas libertades y posibilidades de desarrollo: la universidad autónoma crecía en su matrícula, las ciencias sociales se desarrollaba en los campos de la sociología y la psicología, el psicoanálisis ganaba adeptos y pacientes en los barrios de clase media porteña, los “happenings” eran eventos sociales culturales donde lo snob y la creatividad iban de la mano en el Instituto Di Tella con personajes como Marta Minujin, Les Luthiers, Nacha Guevara, Norman Briski, León Ferrari, entre otros y grupos de un incipiente rock nacional como Manal y Almendra.

Distinta era la situación de la clase obrera argentina, aislada en su resistencia desde 1955 tras el derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón y con el peronismo proscripto como fuerza electoral, con el golpe de Onganía que proscribe a todos los partidos políticos no hay un cambio sustancial para ellos. El proyecto económico tendía a una mayor liberalización que favorecería a los sectores concentrados y extranjeros. El movimiento sindical había optado por una actitud prudencial y de apoyo (participacionista) frente a la dictadura, pero las políticas y sus efectos descargaban todo su peso (incluido el represivo) contra los trabajadores: en setiembre de 1966 es asesinado en Córdoba el joven obrero de la fábrica IKA Renault Santiago Pampillón de extracción radical, cae en una manifestación estudiantil ya que también era estudiante de Ingeniería (toda una señal de los tiempos que vendrían) así también en 1967 caería bajo las balas represivas la trabajadora rural tucumana Hilda Guerrero, militante de la FOTIA (azucareros). La resistencia era dispersa pero constante y diversas fracciones comenzaron a alzar sus voces contra el vandorismo (sector de Augusto Vandor de la UOM) y los participacionistas (de José Alonso del sindicato del Vestido). En marzo en el congreso normalizador de la CGT, surge una fracción novedosa, la CGT DE LOS ARGENTINOS, liderada por Raimundo Ongaro (gráfico) expresa una experiencia distinta: sindicatos, regionales provinciales, comisiones de base, junto a agrupaciones juveniles (de izquierda, estudiantes, del peronismo revolucionario), culturales y también religiosas. El Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo que representaba a un conjunto de sacerdotes, obispos, laicos, monjas, etc. que se habían comprometido con la realidad social y adherían en su mayoría abiertamente al peronismo.

Junto a Ongaro toma un rol significativo Rodolfo Walsh que será director del periódico “CGT” y redactor de una proclama y programa histórico: el programa del 1 de mayo de 1968. Algunos de sus fragmentos son ya parte del tesoro literario político que nos legaría Walsh: “Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”. Les decimos: ya hemos participado, y no como ejecutores sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos. No queremos esa clase de participación. (…) Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha.(…) La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un camino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrece a cada uno un puesto de lucha.” Y concluye con la mítica consigna “solo el Pueblo salvará al Pueblo”.

La CGT-A participa y apoya los cada vez más numerosos conflictos gremiales y sociales, es el centro del activismo político de la izquierda y el peronismo combativo. Será un nexo entre esa clase media empujada por la dictadura hacia la oposición y la radicalización ideológica: los jóvenes universitarios hijos del antiperonismo se peronizan, la pequeña burguesía conservadora se izquierdiza. Ese 1968 verá la experiencia inédita de artistas vanguardistas a la par de dirigentes sindicales, el arte sale a la calle y al pueblo, llega a los sindicatos: “TUCUMAN ARDE” se llama esa simbiosis extraña pero que el clima político nacional y mundial lo permitía. Todo estaba permitido. El arte como herramienta de denuncia social y como construcción colectiva, pero no solo es la creación artística, es el compromiso en la inserción del grupo en la realidad social: verla, palparla y documentarla; es la participación y colaboración de estudiantes y obreros en el trabajo artístico. Los artistas denunciaban, el pueblo recreaba. Ese mayo de 1968 se alargaría hasta el revolucionado mayo cordobés de 1969.

Mayo francés

Nanterre, abril de 1968: los estudiantes de esa Universidad marchan en protesta contra la guerra de Vietnam, la policía arremete contra ellos, varios son detenidos y heridos; inmediatamente se solidarizan los estudiantes de La Sorbona en París que se movilizan y declaran una huelga junto a los docentes. Las autoridades cierran la universidad parisina, aparece la figura del franco alemán Daniel Cohn-Bendit que se lo conocería como “Dany el rojo”. En París marchan juntos el 3 de mayo que termina en enfrentamientos con la policía al igual que la marcha del día 6. A partir de ese día París se puebla de barricadas, los estudiantes ocupan el Barrio Latino y la policía despliega fuerzas por toda la ciudad. Cada noche es sinónimo de barricadas, choques, fogatas, medir fuerzas. Cada vez mas franceses se unen, de a cientos o miles, estudiantes, jóvenes, trabajadores y desocupados en el lapso de diez días y se ganan la adhesión de obreros de diversas fábricas entre ellas Renault.

Ante el cariz que toman los acontecimientos la CGT francesa convoca a una huelga general para el 13 de mayo, la movilización es multitudinaria y millones de obreros, trabajadores y estudiantes paran, se toman fábricas y universidades. Cada espacio tomado es un ámbito de discusión asambleario, se debate todo y se cuestionan los poderes establecidos incluidos el de los partidos políticos y el de los sindicatos; el poderoso Partido Comunista Francés (PCF) que se había opuesto en un principio a ese movimiento termina apoyándolo y se verá en las manifestaciones a personajes como Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir entre otros.

Mayo es literalmente el mes de la anarquía en Francia: huelgas obreras, universidades tomadas, las calles ocupadas por las manifestaciones, en disputa y choque con la policía, el gobierno de Charles de Gaulle sin capacidad de restablecer el orden. En las fábricas el control obrero es una realidad y las manifestaciones son cada vez más virulentas, con centenares de heridos y miles de detenidos. El 25 de mayo el gobierno se aviene a negociar con los obreros a través de las centrales sindicales, esto va a quebrar el movimiento obrero ya que una parte se negaba a aceptar la autoridad de la CGT y los sindicatos pero a su vez buena parte de los obreros aunque se solidarizaban con los estudiantes no aceptaron una fusión plena, así se vio cuando estos marcharon hacia las fábricas pero éstas que permanecían tomadas no les franquearon las puertas conformándose en algunos casos a cantar en forma conjunta La Internacional unos adentro y los otros afuera.

Hacia fines de junio el sistema político logra estabilizar la situación, el movimiento huelguístico se debilita por las concesiones gremiales, cesan las ocupaciones pero también por la falta de una propuesta unificadora no solo de los obreros sino también de los estudiantes y de ambos en conjunto. No obstante esto el 11 se produce el choque más violento donde mueren dos manifestantes, el gobierno proscribe y disuelve a las organizaciones trotskistas y maoístas, el gobierno con ayuda del ejército recupera las últimas fábricas y La Sorbona hasta las últimas huelgas a principios de julio.

Como todo movimiento colectivo masivo la creatividad y la ruptura de los cánones tradicionales están a la orden del día, los valores morales, las normas, la noción de arte, amor, sexo, poder todo entra el campo de la crítica y así lo van a expresar en uno de los principales fenómenos culturales heredados y que persisten del mayo francés: los grafitis.

«¡Viva la comunicación! ¡Abajo la telecomunicación!» 
«Dios: sospecho que eres un intelectual de izquierda» 
«La barricada cierra la calle pero abre el camino» 
«La acción no debe ser una reacción sino una creación» 
«Camaradas: proscribamos los aplausos, el espectáculo está en todas partes» 
«El que habla del amor destruye el amor» 
«Tomemos en serio la revolución, pero no nos tomemos en serio a nosotros mismos» 
«Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales» 
«Todo el poder a los consejos obreros (un rabioso) 
Todo el poder a los consejos rabiosos (un obrero)» 
«El acto instituye la conciencia» 
«La burguesía no tiene más placer que el de degradarlos todos» 
«La imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia (Breton)» 
«Pensar juntos, no. Empujar juntos, sí.» 
«Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza.» 
«Los que tienen miedo estarán con nosotros si nos mantenemos firmes.» 
«Decreto el estado de felicidad permanente.» 
«Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición.» 
«Cambiar la vida. Transformar la sociedad.» 
«Contempla tu trabajo: la nada y la tortura forman parte de él.» 
«La emancipación del hombre será total o no será.» 
«La novedad es revolucionaria, la verdad también.» 
«Queremos las estructuras al servicio del hombre y no al hombre al servicio de las estructuras. Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de vivir.» 
«El arte ha muerto. Liberemos nuestra vida cotidiana.» 
«Un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo.» 
«La revuelta y solamente la revuelta es creadora de la luz, y esta luz no puede tomar sino tres caminos: la poesía, la libertad y el amor. (Breton)» 
«La imaginación toma el poder.» 
«En los exámenes, responda con preguntas.» 
«No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos.» 
«La acción permite superar las divisiones y encontrar soluciones. La acción está en la calle.» 
«No hay pensamiento revolucionario. Hay actos revolucionarios.» 
«Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar.» 
«Desabrochen el cerebro tan a menudo como la bragueta.» 
«Lo sagrado: ahí está el enemigo.» 
«Yo me propongo agitar e inquietar a las gentes. No vendo el pan, sino la levadura.» 
«Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución. 
«Cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor.» 
«La poesía está en la calle.» 
«No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compensa por la garantía de morir de aburrimiento.» 
«No se encarnicen tanto con los edificios, nuestro objetivo son las instituciones.» 
«Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre.» 
«Sean realistas: pidan lo imposible»

Las paredes de las calles, las fábricas y las universidades se poblaron de eslóganes que incitaban al cambio, a la rebeldía, a la revolución. En esa creatividad y sus formas estaba el fruto de una nueva mentalidad social francesa. Esa generación de jóvenes habían nacido en la posguerra de 1945, liberados de miedos y prejuicios de principios de siglo ahora miraban el mundo desde la revolución de los medios, sobre todo la TV, rompían moldes indiscutidos como el rol de Francia como país colonialista, que el propio PCF había aceptado, el consumismo aparecía como una cultura de masas pero a su vez las crisis recurrentes les cerraban las puertas a esa tendencia. Desde las revueltas anteriores a la segunda guerra mundial Europa no había vivido tal estado de conmoción que trascendería las fronteras del país galo, llegando a Alemania, Italia, la España franquista y la misma Inglaterra. El efecto de ese movimiento épico duraría por muchos años y aun hoy se discute el alcance y la calidad política del mayo francés.

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